Todavía tengo cara de dormida. Menos mal que me he puesto mis gafas verdes y no se nota. Mi padre y mi hermana (R) me esperan abajo para coger un taxi, vamos directos al Pocito de San Vicente Ferrer, en la calle del Mar. Como no, hemos llegado 20 minutos antes. Son las 11.10h y la capilla está cerrada, esta puntualidad británica roza casi la locura. Mi hermana (P), la madrina, no tarda en llegar.
Por fin vemos aparecer al resto del equipo con nuestro sobrino Guillermo, guapísimo, con un faldón de mi bisabuela todo encañonado que al pobre niño le debe picar y todo… Él solo se ríe.
Me encanta esta capilla para los bautizos, es pequeña, muy acogedora y súper céntrica. Son las 12.30h y nos dirigimos todos al Mirador de Comedias. Hemos pensado hacer un brunch, una opción que ofrecemos para los bautizos de domingo cuando la misa es temprana y no apetece todavía tomarte un arroz o algo similar.
Ferrer nos espera en la puerta, estamos como en casa y en familia. Me chifla el candy bar con la letra “G” de Guillermo, con los dulces y las chuches, todo en blanco y azul. Me voy a poner morada: zumos naturales variados, mini croissant con mermelada y mantequilla, panes tostados con tomate rallado, pancakes con chocolate y nata y marple sirop, tarritos de yogur con fruta y muesli, mini donut de chocolate, mini hamburguesas con queso, paninis con mozarella, bagel de salmón, mollete de jamón, mini sándwich de canónigos… Ferrer me trae mi café con leche bien cargadito.
Nos pasan en cuencos huevos poche sobre puré de patata y migas de jamón, buenísimo.
Me estoy controlando, no quiero parecer la tía loca que solo quiere estar con su sobrino, aunque realmente solo quiero cogerlo!
Son casi las 17h y seguimos aquí, me pido otro café y cojo alguna tortita con sirope de caramelo, esta noche no ceno.
Todas las fotos son de Senchermes y se nota, mil gracias Ana madre e hija por venir, sois los mejores!
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