Si tuviera que elegir un color, el mío, sería el azul, en todos sus matices. Puede ser un color primaveral en el matiz de azul pálido, un color veraniego en el matiz de turquesa, otoñal en el matiz de añil e invernal en el de marino.

Yo me colé en una boda azul. De eso hace ya un tiempo. Es la boda más importante a la que he  ido nunca, la más cercana y la recuerdo con enorme cariño.

No quise leer en la ceremonia, me negué como una niña pequeña… Lo sé, a veces soy terca como una mula. Me encantó que el padre Ismael pudiera venir a Denia y celebrar la misa. Para nosotros es uno más de la familia.

Todo estaba organizado y pensado al milímetro. Estaba nuestro equipo al completo y nuestros proveedores de confianza. Todos al 100%. Después de años organizando bodas para los demás, ahora tocaba una nuestra…

Las invitaciones fueron clásicas, en blanco con la letra azul, el misal del mismo estilo.  Los niños de blanco piqué con lazos de toile de jouy, las luces que iluminaban la carpa y la fachada también azules. Hortensias y Jacintos decoraban la casa y los centros de mesa. Ni os cuento lo que fue el tema «trajes»: cada una de nosotras se lo hizo en un sitio distinto y en cada prueba nos peleábamos! La novia iba con un vestido romántico en tul de seda natural con lazo en la espalda… El menú fue otro tema «clave» de la boda, cuánta presión! No había manera de ponerse de acuerdo. Menos mal que el novio y su familia nos dieron carta blanca. Al final elegimos: rape frío envuelto en polvo de ñoras sobre romescu ligera y salteado de verduras y frutos secos, y jarrete de ternera lechal con gratin de patata, chalotas caramelizadas y salsa en su jugo. Sin duda lo que más triunfó fue el buffet de postres. Ahora ya estamos más acostumbrados y los hacemos con más frecuencia pero entonces no era tan habitual, y menos por la noche. Se montó en una mesa larga en mitad de los invitados con todo tipo de tartas, helados, frutas, siropes, cupcakes… y una zona para los quesos.

El baile fue muy divertido. Bailamos con nuestros amigos, primos, tíos… Bebimos. Bebimos más y más… y, aunque me acosté tarde, desde la cama oía todavía como los rezagados, que eran muchos, seguían bailando al compás de no sé qué música. La luz del alba ya despertando, el Montgó, como telón de fondo, vigilante, y Benasque siempre presente.

Os dejo un vídeo resumen