Moras rojas o negras, puromoro, fresas silvestres, melocotones (a mí no me gustan nada), fresas de nata, plátanos, nubes; cuanto más llamativos sean los colores, mejor! Montajes a veces monocromáticos, otros, con colores muy variados.

Todo empezó así: chucherías colocadas en cuencos, normalmente de cristal para que se vieran bien, puestas sobre la barra de bebidas después del almuerzo o cena de una boda, comunión o cualquier celebración que se terciara. Entonces nos parecía lo más de lo más, era una novedad, fue un éxito y sigue siéndolo… eso sí, tuvimos que quitar los chicles y las piruletas porque al día siguiente nos acordábamos mucho de los invitados quitando chicles pegados por todos sitios y palos de piruetas entre los millones de chinos del jardín. Corría el año 2004 aproximadamente.

Y entonces, cuando ya estaba todo controlado y en calma, llegó el “Candy Bar”, importado de EE.UU, nos trajo mil nuevas ideas y puso patas arriba lo que hacíamos… Y es que en las bodas las tendencias van que vuelan y hay  que estar al acecho para no quedarse atrás!

El Candy Bar es una especie de buffet de chucherías donde además se puede poner dulces, chocolates, cupcakes, galletas… La estética juega un papel primordial. ¿Bueno o bonito?, a veces hay que elegir.

Los Candy Bar  han evolucionado mucho desde que empezaron. Al principio era la mesa típica con mantel blanco o de colores, los cuencos, las chuches y algunas alturas para equilibrar. De  ahí hemos pasado al Candy Bar montado con una  mesa antigua (vieja) a la vista. Sí,  esa que el año pasado vuestra madre quería tirar a la basura, pues guardarla; esa cesta de mimbre que os llevabais a las excursiones y metíais el sandwich, la fruta y las papas; cualquier encaje medio viejo, un trozo de tela de hace mil años (con algo de gracia, eh!), ni se os ocurra tirarla, es el último grito! Se pone en el borde de la mesa a modo de ribete… Y las maletas antiguas para qué deciros! Las banderolas, de esas no creo que tengáis en casa pero las podéis encontrar en cualquier sitio.

Y es que ahora no solo hay que cocinar bien y dar un buen servicio. Ahora también hay que ser decoradora y menos mal que dentro de nuestro equipo (no soy YO), las hay, y bastante buenas… y si no os lo creéis, observad.

Nota: todas las fotos pertencen a eventos realizados por Catering Cinco