Son las siete y media de la tarde, estoy en la boda de mi amigo (L) y el camarero acaba de servirme el café. Mejor empiezo desde el principio. Son las nueve de la mañana, el despertador acaba de sonar, es sábado de mayo de un tiempo no muy lejano y se casa mi amigo (L). Me hago un poco la remolona hasta casi las diez menos veinte pero no puedo apurar más porque tengo peluquería a las diez; café rápido y salgo de casa. Para ser mayo el calor aprieta,  25 grados.  En la peluquería me han hecho esperar cerca de media hora, menos mal que la misa es a las doce y media. Vuelvo a casa: me visto, me maquillo y salgo directa a la iglesia.  El termómetro marca ya 30 grados y los zapatos nuevos de tacón fino empiezan a rozarme. Entro en la iglesia diez minutos tarde (12.40 h) pero la novia no ha llegado todavía. Los abanicos se han agotado. Me siento en un banco y busco con la mirada alguna cara conocida. La señora sentada a mi lado me sonríe. Al mirar su bolso colgado del banco observo que dentro lleva al menos 5 abanicos, no me atrevo a pedirle uno. La novia sigue sin llegar (12.50 h). Finalmente ha llegado y estaba radiante, mi amigo (L) también muy guapo. El cura, que por lo visto es muy amigo de la familia, se ha explayado sin complejos (14.00 h). Cuando ha acabado la misa ha habido sesión de fotos múltiple: novios, padrinos, padres, hermanos… por supuesto he esperado a que salieran los novios para salir de la iglesia.  He encontrado a mis amigos y me he ido con ellos al autobús, hemos esperado a que se llenase y por fin ha salido hacia una finca de bodas cercana a Valencia (15.00 h).

Tenía una sed mortal y mucha hambre pero hasta que los novios no han llegado, la comida no ha empezado a salir… Por fin hemos pasado a comer (16.30 h). Primer plato, ramo, segundo plato, ramo, sorbete, postre, tarta, discurso con vídeo, tarta de cumpleaños, ramo…

Son  las siete y media de la tarde, estoy en la boda de mi amigo (L) y el camarero acaba de servirme el café: me duelen los pies, no tengo abanico y no me queda conversación. En ese momento mi amigo (L) se acerca, camino de la pista para bailar el vals, y me dice: «ahora, a darlo todo!». Lo daré todo, no sin antes dar unos pequeños consejos para todos aquellos que están organizando su boda:

 

1. El tiempo no pasa para los novios el día de su boda pero sí para el resto de invitados.
2. A nadie le gusta una boda larga. Haced un horario previo en vuestra cabeza y cuadrarlo con el catering para que se cumpla.
3. Si el cura os quiere  mucho, que no lo dudo, que se aplique el refrán «lo bueno, si breve, dos veces bueno».
4. Para los que se casen por lo civil que olviden los puntos anteriores. En cuanto a los tiempos juegan con ventaja.
5. El aperitivo debe durar como máximo una hora. Tened en cuenta que en bodas grandes sentarse  en las mesas cuesta 15-20 minutos o incluso más.
6. La cena o comida perfecta debe durar 1.45 h con café servido. Si se aleja mucho de esto, vamos mal. Los buffets, permiten alargar un poco los tiempos.
7. Los ramos y otros  detalles están muy bien pero hay que intentar que no entorpezcan en exceso el ritmo de la cena. A mí me gustan entre plato y plato.
8. El sorbete alarga 20 minutos la comida o cena. Si la ceremonia es más tarde de las ocho de la tarde o más tarde de las doce y media de la mañana, no lo recomendaría.
9. Se agradece mucho estar bailando a las doce de la noche o cinco de la tarde aproximadamente. Esto lo marca el horario de la misa o ceremonia civil y el ritmo del catering.
10. Para terminar os digo que este post es una crítica constructiva para todos (sobre todo para nosotros, las empresas de catering) y como sé que soy muy exagerada con los tiempos podemos hacer como con los caldos en cocina, reducir un poco mis consejos pero tenerlos como referencia.

Ahora sí, me dejaré la piel en la pista de la  boda de mi amigo, me he lanzado a por las bailarinas y parezco una peonza al ritmo de reggaeton.