En este afán mío de convertirme en una cocinera decente, en este largo camino que ha comenzado hace poco y en este justo momento, estoy preparada para compartir mi tercera receta con vosotros. No es un receta familiar, esta vez no. Es una receta de nuestra amiga (C), que hace unos cuantos años nos invitó a cenar a su casa y nos sorprendió con una ensalada tibia de brócoli; ese ingrediente del que todo el mundo habla, que todo lo cura y lo previene. Es una ensalada diferente, especial, fácil y buenísima. Eso nos pareció cuando la probamos y la hicimos nuestra, un poco versionada.
Ingredientes para 6 personas:
Brócoli (dos troncos grandes)
Una lechuga (bolsa o equivalente)
Langostinos hervidos (20 aproximadamente)
4 zanahorias
Un manojo de ajos tiernos
Aceite, sal, vinagre y mostaza
Elaboración:
Cortar las cabezas de brócoli en trozos grandes para hervir con agua y sal durante unos 10 minutos aproximadamente hasta que estén al dente. Sacarlo con cuidado para que no se rompa.
Pelar los ajos tiernos quitando la piel externa y cortar los dos extremos. Cortarlos en trocitos de unos 3 cm.
Pelar las zanahorias y rallarlas.
Pelar los langostinos.
Echar los ajos tiernos en una sartén con un poco de aceite caliente. Dejarlos a fuego lento hasta que estén dorados y entonces echar la zanahoria. Rehogar durante 5-10 minutos más y añadir el brócoli hervido. Mezclar todo (2 minutos).
Coger una fuente o ensaladera, echar primero la lechuga (abajo), luego la mezcla (brócoli, ajos tiernos, zanahoria y brócoli) y encima los langostinos.
Vinagreta: poner una cucharada generosa de mostaza y sal, ir añadiendo el aceite poco a poco para que emulsione y por último tirar un chorrito de vinagre de jerez o similar.
Servir tibia o en frío.
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