Pese a que el tiempo nos ha hecho sufrir esta semana, la noche es espectacular. Son las 22.15 y los novios llegan al Palau de Les Arts, están muy guapos los dos. Ella lleva un traje de Valentín Herráiz, con falda brocada y cuerpo de otomán de seda natural, todo en una sola pieza. Él lleva el clásico chaqué. No me ven pero estoy justo en la esquina, me tapa un biombo. Llevo una gabardina de color claro, al más puro estilo inspector Gadget, y me siento como tal. Me gusta hacer de “controller” en las bodas, estar presente sin que me vean. La gente empieza a llegar, las bandejas de bebida van cogiendo terreno. Entro en cocina, me han dicho que en cinco minutos se empieza a sacar el aperitivo.

Aprovecho que está todo el mundo fuera y sin que nadie me vea subo al piso de arriba. El Palau de les Arts está especialmente bonito. Me ha encantado la decoración de Claudia Bonet, del taller de Clo. Está inspirada en Sevilla, ciudad que le encanta desde siempre a la novia, y ahora todavía más, pues fue allí donde el novio le pidió que se casara con ella. En los centros de flor se distinguen un montón de flores entre las que destacan los claveles, hortensias verdes, statice, lisiantos… y muchas velas. Ese toque sevillano se nota también en el sitting (inspirado en una caseta de feria) y en los abanicos de las mesas que hacen de mesero. Saco mi gadgeto-cámara, y flash!

De fondo se oyen las canciones del grupo flamenco Revoleo. La novia baila y los invitados, principalmente ellas, le hacen corro, qué ambientazo!

El aperitivo ha acabado y los invitados empiezan a entrar. Nadie percibe que estoy entre ellos, me dirijo a cocina y aviso de la entrada de la gente. Veo los primeros platos acabándose de montar y la vinagreta preparada. Oigo la canción “Marry you”, de Bruno Mars, me encanta, la música está alta, es la entrada de los novios así que salgo corriendo, no me lo quiero perder.

Sale el primer plato. El segundo, lo emplatan los camareros. En cocina llevan un rato preparando el buffet de postres. El de hoy lleva mucha variedad, así que no podemos dormirnos: jarrones con profiteroles, torrijas de brioche, buñuelos de chocolate, mini capuchinas, vasitos de toffee con plátano, mikados, fruta variada, puesto de helados… todo se puede acompañar con nata, chocolate, toffee, crema inglesa, caramelo, couli de frambuesa…

El candy bar hace un guiño a las profesiones de los novios: ella es farmacéutica y él, médico. Destacan las probetas, botiquines, recetas médicas…

Miro el reloj y vamos bien de ritmo. El café está acabando de servirse así que hasta aquí llega mi trabajo, pero hoy me quedo un poco más, quiero ver a los novios bailar y lo hacen al son de la BSO de “La vida es bella”. Los invitados tienen pinta de darlo todo hasta el final. Que tiemble Valencia!

Bajo las escaleras y me dirijo a coger un taxi, pero justo cuando estoy a punto de pararlo pienso que me apetece volver a casa paseando, hace una noche increible. Este momento me recuerda al examen importante, ese al que le habías dedicado tiempo y crees que te ha salido bien, bastante bien, aunque por supuesto siempre hay algo que se puede mejorar, eso siempre… Pero ahora decido disfrutar del momento, y de esta noche.

Gracias Paula y Borja, por dejarme colar en vuestra boda, por confiar en nosotros y por hacerlo todo tan fácil. Desde aquí, esperamos que seáis muy felices.

Nota: todas las fotos pertencen a eventos realizados por Catering Cinco