Mucha gente se pregunta qué hace una empresa de catering durante los meses de enero y febrero en los que no hay casi bodas y solo algunas celebraciones… Pues bien, aparte de analizar la cuenta de resultado del año anterior, revisar los departamentos y sus procedimientos, hacer el balance del año, ver la previsión de ventas, estudiar las necesidades de personal de cara a la nueva campaña… lo más importante es sacar la nueva colección (los nuevos menús del año). Y aunque os pueda sorprender no es tan diferente de las colecciones de moda. Se estudian las tendencias, resurgen platos olvidados con toques novedosos, se ve qué ha funcionado más, qué se ha vendido menos, qué nos pide la gente, se leen libros y revistas del sector… Con toda esta información, mi hermana -jefa de cocina- y su equipo, van sacando los nuevos patrones. No todo es nuevo, hay clásicos eternos que perduran y no se pueden cambiar, por ejemplo las croquetas, algunas carnes, el milhojas de crema pastelera… pero siempre hay novedades. Antes de cerrar el listado de nuevos aperitivos o platos principales, hay un día de pruebas; bueno dos, uno para aperitivos, que incluyen los aperitivos de las bodas y los cócteles, y otro para platos principales y postres.
En la decisión final se valora el sabor, las texturas, el tamaño, la presentación, la contundencia y un montón de cosas más. En este terreno, manda mucho mi madre -que además de cocinar muy bien tiene buen paladar-, mi hermana y mis compañeras de comercial (que al estar en contacto con el cliente saben lo que quiere). A mí, que también voy a las pruebas, no me dejan opinar mucho, dicen que a lo mío (que haga buenas fotos) que si no, me disperso… Así que os dejo mi trabajo de la última prueba de aperitivos.
No son todos los que están ni están todos los que son…
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