Dos de mis hermanas son muy “fashion”. Les gusta la moda más que a mí, o por lo menos, tienen más gracia; encuentran cosas antiguas y las hacen modernas, cosas raras y las hacen elegantes, y además saben mezclar muy bien y es ahí donde parece que está el quid de la cuestión… Pues bien, esas hermanas fashion eran las que me iban a ayudar con los post de moda, estilismo o como quiera que se llamen, pero, ¿habéis visto alguno hasta la fecha? Yo tampoco. Además, a una de ellas, que es la autora del dibujo de Caterina, le pedí que me hiciera una Caterina de invierno, en la nieve o con bufanda, ¿la habéis visto? Yo tampoco…

Ten hermanas para esto, justo para esto, para decirles lo que piensas sin miramiento, para enfadarte con ellas cada semana, para mandarlas a la (M) cada hora y olvidarte del motivo al momento…

Ahora que me he desahogado con vosotros, paso a dedicar este post, a una tendencia que ya lleva algún tiempo y que me tiene toda loca: quiero ir con mono a la próxima boda! Sino al menos, con pantalón. La verdad es que no sé si me quedará bien, porque una cosa es que algo se lleve y otra muy distinta que eso te favorezca. Y me parece que en este caso ayuda bastante ser alta y tener una larguísima tirada de piernas… Yo soy, más bien, una cosa media.

Busco un mono estampado que me haga morena, un tocado de rafia y zapatos con mucho tacón; un pantalón de talle alto y camal ancho, camisa romántica de seda y una pamela enorme sobre un recogido informal; un pantalón de colores exagerados, cuerpo blanco a ser posible hombro sí hombro no y un sombrero canotier con dos o tres flores; un mono con mucho escote en la espalda y más discreto por delante con un cinturón dorado para marcar cintura y una trenza…

¿Te atreves?… Yo quiero!!!